Prácticas cimarronas en la narrativa puertorriqueña
Abstract
En las dos últimas décadas el ámbito de los estudios culturales latinoamericanos ha observado un deslizamiento paulatino desde una perspectiva predominantemente latinoamericanista hacia una percepción inclusiva de la problématica cultural de los pueblos en zonas de contacto (Pratt 1991). Los aportes realizados por el deconstruccionismo, el feminismo y los llamados new historicism y multiculturalism, entre las corrientes críticas más notorias de los últimos tiempos', han contribuido a delimitar
un área de análisis en la cual los conceptos todavía vigentes de centro o periferia han cedido parte de su espacio epistemológico a la discusión de los bordes y los márgenes del discurso hegemónico, así como de las estrategias de interacción entre la diversidad configurativa del mapa cultural del continente. En este contexto varios son los trabajos que en los últimos años han intentado analizar la peculiar situación cultural de Puerto Rico. Allí las categorías de borde, margen, contacto o umbral adquieren una relevancia particular que la historia cultural del continente se ha encargado de demostrar y si bien no desconocemos los riesgos simplificadores de este tipo de acercamientos (Richard 1992), en la medida en que "Puerto Rican culture today is a culture ot commuting, of a constant back-and forth transfer between two intertwining zones" (Flores 1992) estas categorías conceptuales aparecen como uno de los instrumentos más adecuados para analizar la configuración del "irresistible" romance nacional en términos de Doris Sommer.